Convento de los mínimos que pertenecía a la Provincia monástica de Cataluña. Se instalaron primero los mínimos en 1582, durante el Provincialato del Padre Jerónimo de Castro, en la ermita de Santa María Magdalena, donada por la villa el 10 de abril de 1582. En los primeros tiempos estuvo destinado aquí fray Antonio Martínez, a la sazón Colega Provincial; en 1584 predicó los sermones de cuaresma; en estos primeros años los principales ingresos procedían de predicaciones y confesiones en la zona, así como de misas y limosnas en las fiestas. Los religiosos daban también clases de gramática. En 1588 los mínimos pasaron a una nueva ubicación en la parte oriental de la villa, junto a las murallas,en la puerta llamada de Llobets, en el camino real, lugar con varias huertas contiguas y tres manantiales de agua. El arzobispo Juan Terés concedió licencia el 20 de abril de 1588. Alli edificaron iglesia y convento intitulados a San Francisco de Paula, aunque en 1590, mientras todavía se hallaba la construcción en curso, se alojaban incómodamente en Santa Tecla del Castell, y aún en 1593 en casas particulares. Parece que no pudieron habitar el convento hasta 1595. Según Montoya, en su tiempo era casa capaz de albergar 14 religiosos y contaban con la generosidad de la villa que ordinariamente cubría, por ejemplo, los gastos de medicinas; señala también este cronista la gran devoción del pueblo a la Virgen de la Soledad que en la iglesia se veneraba en capilla propia y que procesionaba el Viernes Santo con más de cuatrocientas personas entre cofrades y devotos. Durante la epidemia de peste de 1651 aumentó sobremanera en la población la devoción a San Francisco de Paula. En 1777 habitaban el convento 19 religiosos. Después de la exclaustración se ubicó en el emplazamiento del convento el Pius Hospital; actualmente se conserva la iglesia, pero cerrada al culto desde hace tiempo y necesitada de rehabilitación.