Intitulado a San Francisco de Paula y perteneciente a la Provincia de Nápoles, el convento de mínimos de Caserta fue fundado gracias a la generosidad del Príncipe Andrea Matteo Acquaviva de Aragón; la concesión a la Orden, representada por fray Geronimo Perillo, fue instrumentada ante notario el 13 de mayo de 1606, estableciéndose que residirían en la casa 12 religiosos sacerdotes. Al año siguiente se estipuló la construcción y en 1608 el Príncipe entregó al Padre Provincial 300 ducados para fábrica de iglesia y convento. Aunque Montoya le asignaba capacidad para 14 religiosos, en 1635 seguían todavía las obras de edificación y la comunidad estaba compuesta por sólo 8 religiosos sacerdotes. Otros benefactores recordados por la comunidad fueron Gregorio Caetani y Francesco de Murro; las obras culminaron en 1653. En mayo de 1729 se alojó en el convento de Caserta, cuando regresaba de Benevento, el Papa Benedicto XIII. En el Capítulo General de 1764 la Orden expresó su reconocimiento al Príncipe de S.Nicandro por los importantes donativos que había hecho al convento casertano. En 1770 fue agregado al convento de Caserta el de Chieti. En 1773 fue sepultado en la iglesia el arquitecto Luigi Vanvitelli. Suprimida la comunidad en 1809, el complejo fue usado sucesivamente como gendarmería, hospital civil, cuartel de lanceros, fábrica textil y finalmente hospital militar.