Religioso oblato de la Provincia de Castilla, natural de Navarra. Ingresó en los mínimos ya en edad madura vistiendo el hábito y profesando en el convento de Toledo hacia 1551. En la iglesia conventual de Madrid durante 20 años estuvo pidiendo limosnas, cuidando con especial devoción de las lámparas y dedicado, en cuanto podía, a la oración que hacía de rodillas. Se mostraba siempre generoso con los pobres. Tras vivir cuarenta años en la religión, murió con fama de santidad el sábado santo de 1592, precisamente en el momento en que las campanas tocaban a Gloria (le asistió en sus últimos momentos el Padre Montoya). Concurrió a sus exequias una gran multitud de fieles que competían por hacerse con alguna reliquia del siervo de Dios (se dice que su hábito quedó todo rasgado por tal motivo, al punto que tuvieron que cubrirle con el paño preparado para la tumba). Fue enterrado en la capilla de San Francisco de Paula. Abierto el sepulcro al cabo de dos años, se halló su cuerpo íntegro y sin señales de corrupción; fue entonces depositado en la Capilla de la Antesacristía.
Fray J. Calderón en el Arbor religionis