Caridad

La virtud de la caridad, reflejada en el emblema de los Mínimos, se ha considerado generalmente como una de las características de la Orden, aunque no siempre como la determinante y esencial; raramente se le ha supuesto a la charitas un componente de especificidad mínima superior al de la penitencia. Más bien está considerada como uno de los elementos o aspectos del carisma penitencial. Como vocablo, la "caridad" raramente aparece en las distintas redacciones de la Regla.
En las actuales Constituciones de los frailes mínimos se la considera como vínculo de perfección y factor unificador de toda la vida del religioso, amén de generador de la fraternidad comunitaria, lo que la sitúa en la consideración genérica que la caridad tiene en toda la vida religiosa (vocación a la caridad perfecta). A nivel específico, en correspondencia con las clásicas prácticas penitenciales, se dice en las Constituciones que la penitencia comporta la práctica de la caridad, el amor a la oración y la ascesis física. Tal enfoque modifica ligeramente el camino que se había trazado inmediatamente después del Concilio Vaticano II que situaba los contenidos o expresiones de la práctica de la "mayor penitencia" propia de la Orden en la tríada "caridad-humildad-penitencia cuaresmal".
En las Constituciones de las monjas mínimas la caridad es una de las cuatro características del carisma (las otras tres son la ascesis cuaresmal, la humildad y la sencillez-alegría).
En la Ratio Institutionis de los frailes aparece la caridad completando la espiritualidad y la ascesis penitencial, hablándose incluso del "Evangelio de la Penitencia y de la Caridad". Los tratadistas han abordado este tema desde diversas perspectivas. Suelen coincidir en recalcar cómo la caridad ha sido una virtud dominante en la experiencia espiritual que San Francisco de Paula transmite a sus seguidores.
Bajo el mandato del Corrector General Alessandro Galuzzi se celebró en la Orden en 1994 el "Año Mínimo de la Caridad", tema al que dicho General dedicó varias de sus cartas circulares, acentuando la vertiente de la necesaria caridad fraternal dentro de la comunidad religiosa.
El Padre General Giuseppe Fiorini Morosini durante su mandato ha acentuado también en sus escritos la interrelación entre penitencia y caridad ("la penitencia nos abre a la caridad y ésta motiva nuestra penitencia", escribía en 1999 en la Carta a los religiosos y terciarios para el inicio del nuevo milenio); su planteamiento ha quedado especialmente reflejado en la obra La caritas sacrificalis. Il rapporto tra penitenza e carità in San Francesc di Paola (2017).
 


BIBLIOGRAFÍA: